Dios no va a pediros cuentas por los juramentos [que hagáis] sin intención, pero sí [va a preguntaros] por los que hayáis pronunciado reflexionando sobre su implicación. En estos casos deberéis expiarlos alimentando a diez pobres como alimentáis a vuestra familia, o dándoles vestimenta, o liberando a un esclavo. Quien no encuentre los medios [económicos para una de estas tres opciones] deberá ayunar tres días. Ésta es la expiación de los juramentos [si no los cumplís]. Sed cuidadosos con vuestros juramentos1, pero cuando los hagáis debéis cumplirlos. Así es como Dios explica Su mensaje, para que seáis agradecidos.