Si no creéis, sabed que Dios no necesita de vosotros. No Le agrada la incredulidad de Sus siervos, pero si sois agradecidos [creyendo en Su unicidad], alcanzaréis su complacencia. Sabed que nadie cargará con los pecados ajenos; luego compareceréis ante vuestro Señor y Él os informará sobre lo que hayáis obrado. Él bien sabe cuanto hay en los corazones.