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¡Oh, creyentes! No cacéis mientras estéis consagrados a la peregrinación. Quien lo haga deliberadamente deberá compensarlo sacrificando una res de ganado equivalente a la que mató, la que será determinada por dos personas justas y será ofrendada [a Dios] ante la Ka‘bah [y repartida entre los necesitados], o deberá hacer una expiación alimentando a pobres o ayunando un plazo equivalente, para que sufra y comprenda las consecuencias de sus ofensas. Dios no os pedirá cuentas por lo que hayáis hecho antes de descender la legislación. Pero quien reincida, sepa que Dios le retribuirá con lo que se merece. Dios es Poderoso, Dueño de la retribución.
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