No llaméis al Mensajero de la misma manera que os llamáis unos a otros. Dios conoce bien a quienes se retiran con disimulo [sin pedir permiso]. Que estén precavidos aquellos que desobedezcan las órdenes del Mensajero de Dios, no sea que les sobrevenga una desgracia o les azote un castigo severo.