٩٣

o poseas una casa de oro o asciendas al cielo, y aun así no creeremos en ti a menos que nos traigas del cielo un libro que podamos leer[1]”. Diles: “¡Glorificado sea mi Señor! Pero, ¿no soy acaso solo un ser humano enviado como Mensajero?” 1
Notes placeholders