aquellos que sigan al Mensajero y Profeta iletrado [Mujámmad], quien se encuentra descrito en la Torá[1] y el Evangelio[2]; [el Profeta] que les ordena el bien y les prohíbe el mal, les permite todo lo beneficioso y solo les prohíbe lo perjudicial, y les abroga los preceptos difíciles que pesaban sobre ellos [la Gente del Libro]. Y quienes crean en él, lo secunden, defiendan y sigan la luz que le ha sido revelada[3], serán los bienaventurados”. 1