No es concebible que una persona a quien Dios concede el Libro, la sabiduría y la profecía, diga a la gente: “Rendidme culto a mí, no a Dios”; [una persona así] dirá: “Sed gente de Dios ilustrada en vuestra religión, que [practica y] enseña el Libro tal como lo ha aprendido”.