No fuisteis vosotros quienes les mataron [a sus enemigos] sino que fue Dios quien les dio muerte, y no fuiste tú [¡Oh, Muhámmad!] quien arrojó [el polvo que llegó a los ojos del enemigo en el combate], sino que fue Dios Quien lo hizo. Dios agracia así a los creyentes. Dios todo lo oye, todo lo sabe.